Hace unos dĆ­as como motivo de 4 de julio, fiesta de la Independencia de los USA,Ā  recordĆ”bamos en nuestras redes sociales el artĆ­culo del profesor Robert P. Clark, en el que se recordaba el papel de los vascos en aquel conflicto que dio como resultado el nacimiento de los Estados Unidos de AmĆ©rica del Norte.

10 dĆ­as despuĆ©s se celebra el aniversario de la Ā«Toma de la BastillaĀ», elegida en Francia como fecha adecuada para conmemorar el nacimiento de la RepĆŗblica francesa. No deja de ser curioso que sea elegido este dĆ­a y no, por ejemplo el 26 de agosto, dĆ­a en que seĀ  aprobĆ³ la DeclaraciĆ³n de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. O, mejor aun, el 6 de octubre de 1789, cuando gracias a una revuelta de las mujeres parisinas se produce la Ā«Toma de VersallesĀ» y se acaba, de facto, con la monarquĆ­a.

Pero aquĆ­ no vamos a hablar de estos acontecimientos histĆ³ricos, ni de el machismo que empapĆ³ la RevoluciĆ³n francesa y que fue causa de mĆ”rtires de la libertad como Olympe de GougesĀ (vĆ­deo de la BBC, en inglĆ©s).

Jean Claude Larronde
Jean-Claude Larronde (Baiona, 1946) es abogado emƩrito del Colegio de Baiona. Es Doctor en Derecho por la Universidad de Burdeos, diplomado por el Instituto de Estudios Polƭticos de Burdeos y licenciado en Historia por la Universidad de Pau. Desde la Ʃpoca de su tesis doctoral en Derecho defendida en 1972 sobre el nacimiento del nacionalismo vasco en la obra de Sabino Arana Goiri, se interesa profundamente por la historia contemporƔnea del Paƭs Vasco y, mƔs en particular, por la historia del nacionalismo vasco, tanto al norte como al sur del Bidasoa.

Vamos a tratar de un tema muy concreto: de cĆ³mo la evoluciĆ³n hacia el jacobinismo de la RevoluciĆ³n francesa golpeĆ³ con fuerza a los vascos continentales. y lo vamos a hacer a travĆ©s de un espectacular artĆ­culo del historiador vasco (labortano) Jean Claude Larronde (del que hemos recogido mĆ”s artĆ­culos) en el que se analiza la represiĆ³n republicana que sufriĆ³ el territorio vasco de Lapurdi.

Ya hemos comentado en mas ocasiones (como por ejemplo aquĆ­) el terrible impacto que tuvo en esta parte de nuestro paĆ­s la imposiciĆ³n de una repĆŗblica unitaria, uniformizadora y que buscaba convertir toda Francia en un Ā«gran ParĆ­sĀ», porque ellos creĆ­an que ParĆ­s era en realidad, el autĆ©ntico corazĆ³n de la autĆ©ntica Francia que habĆ­a que crear. La verdad es que no puede menos que recordarnos a los planteamientos de la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel DĆ­az Ayuso.

Los jacobinos franceses consiguieron instauran esa repĆŗblica represora de todo aquello que no encajase con la Ā«Francia parisinaĀ». Pero, aun asĆ­, tras mĆ”s de 200 aƱos de imponer su visiĆ³n a travĆ©s de la educaciĆ³n y de las estructuras del Estado, no han conseguido acabar con las lenguas, culturas, y naciones que compusieron una vez el Reino de Francia y que ahora se mantienen vivas, muy a su pesar.

Desde el mismo momento de la aboliciĆ³n de las libertades forales en la parte norte de nuestra naciĆ³n ya hubo entre los vascos movimientos para su recuperaciĆ³n. Con la novedad de que ya se planteaban desde el principio de que los territorios vascos a una y otra parte de los Pirineos formaban parte de una misma realidad.

En el Reino de EspaƱa, los imitadores de aquellos jacobinos lo intentaron. Impusieron, Ā«a traiciĆ³nĀ», una constituciĆ³n unitaria y unitarista que convertĆ­a las posesiones de un rey en una Ā«naciĆ³nĀ»Ā  por arte de birlibirloque. Una decisiĆ³n que fue la semilla de un conflicto entre el PaĆ­s Vasco peninsular y ese Estado de voluntad unitaria en el que a los vascos peninsulares se le han arrebatado sus leyes, sus parlamentos, su formas de organizaciĆ³n municipal y comunitaria… imponiendo normas ajenas y extraƱas ( y mucho menos democrĆ”ticas). Eso tuvo como consecuencia una reacciĆ³n social, dentro del paĆ­s y en la diaspora, que primero se organizĆ³ como un movimiento foralista, para acabar convirtiĆ©ndose en un movimiento nacionalista vasco.

Pero volviendo al 14 de julio, y a las duras consecuencias que trajo la RevoluciĆ³n francesa a la sociedad vasca (primero en la parte continental y luego en la peninsular), compartimos el articulo de Jean Claude Larronde, que sirve para entender la amplitud e intensidad de esas duras consecuencias.

La IkurriƱa ondeando por primera vez
La IkurriƱa ondeando por primera vez

Por cierto, cosas de la vida, e 14 de julio es tambiĆ©n la conmemoraciĆ³n de la primera ocasiĆ³n en que ondeĆ³ la IkurriƱa, la enseƱa de los vascos, convertida en el sĆ­mbolo de los vascos de todos los territorios de nuestro paĆ­s.


Un episodio lamentable de la RevoluciĆ³n Francesa: la deportaciĆ³n de labortanos en 1794

Jean Claude Larronde

Publicado en Muga NĀŗ 69 aƱo IX ā€“ Junio de 1989

EL Gobierno francĆ©s ha querido subrayar con un brillo muy particular el bicentenario de la RevoluciĆ³n Francesa. Para ello no han ahorrado medios y han invertido sumas enormes para ayudar y sostener las diversas manifestaciones, conmemoraciones, conferencias, exposiciones, etc., previstas.

Sin embargo, no se puede decir que este poderoso esfuerzo y esta Ā«matracaĀ» institucional permanente hayan sido hasta el presente coronados por el Ć©xito. Los ecos populares en el seno de la opiniĆ³n pĆŗblica son poco numerosos y nada entusiastas lo que conduce al Gobierno francĆ©s a revisar a la baja algunos de sus proyectos grandilocuentes.

Un colmo para nuestros adeptos a la RevoluciĆ³n de 1789: hace unos meses, con ocasiĆ³n de una emisiĆ³n televisiva, una mayorĆ­a de los franceses Ā”se pronunciaba en favor de la absoluciĆ³n de Luis XVI!

Ciertamente, desde hace algunos aƱos se percibĆ­a en los medios literarios y universitarios cĆ³mo los robespierristas y otros partidarios de la tradiciĆ³n jacobina iban perdiendo velocidad. Los estudios y las teorĆ­as de Albert Mathiez (1874-1932) y de Albert Soboul no se tomaban ya como moneda contante. DespuĆ©s de Francois Furet, una plĆ©yade de jĆ³venes historiadores de calidad han renovado el anĆ”lisis histĆ³rico de este acontecimiento capital y han dado, con mucho talento, una interpretaciĆ³n de la RevoluciĆ³n francesa mucho mĆ”s cultural y polĆ­tica que social y econĆ³mica.

El libro de Jean ClĆ©ment Martin sobre la VendĆ©e[1] constituye un excelente ejemplo de estos nuevos estudios histĆ³ricos, refractarios a todo catecismo ideolĆ³gico y que se colocan resueltamente fuera de todo camino trillado. Como consecuencia, el acento se ponĆ­a frecuentemente sobre los excesos de la RevoluciĆ³n, sobre los episodios menos gloriosos como el rĆ©gimen del Terror (junio de 1793-julio 1794), rĆ©gimen dictatorial y sanguinario si hubo alguno.

Los ideĆ³logos gubernamentales se vieron consecuentemente obligados a replegarse sobre la obra legislativa y en particular sobre la DeclaraciĆ³n de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (26 de agosto de 1789) que, sin embargo, no fue la primera del gĆ©nero ya que era muy posterior a la DeclaraciĆ³n de los Derechos InglĆ©s (1689) y americana (1776).

Incluso en este campo restringido, surgen facetas inquietantes de figuras que la RepĆŗblica siempre Ā«una e indivisibleĀ», quiere honrar y promover. AsĆ­ el abate Gregoire -de quien Francois Mitterrand ha anunciado el pasado 18 de abril que sus cenizas serĆ”n trasladadas al PanteĆ³n- es ciertamente el defensor de los judĆ­os y de los esclavos de las colonias. Pero Āæno es tambiĆ©n el autor en el aƱo II de un informe Ā«sobre la necesidad los medios de y aniquilar los patois y de universalizar el uso de la lengua francesaĀ»? Entre los Ā«patoisĀ» que hay que aniquilar estĆ”, por supuesto y en buen lugar, el euskera, idioma que es Ā«un obstĆ”culo a la propagaciĆ³n de las lucesĀ». ContemporĆ”neamente, su colega de la ConvenciĆ³n, Barrere, escribĆ­a: Ā«…el fanatismo habla vascoĀ».

En la historia rica y movida de la RevoluciĆ³n Francesa en Iparralde, nos limitaremos a hablar de un sĆ³lo episodio pero que sin duda fue el mĆ”s horrible y atroz: la deportaciĆ³n y el internamiento de los labortanos en 1794,

I. Las primeras denuncias

Vinieron de las autoridades Ā«patriĆ³ticasĀ» emplazadas en la comuna de Chauvin-Dragon (nombre revolucionario de San Juan de Luz): Consejo general de la comuna, ComitĆ© de vigilancia, Comisarios de la Sociedad Revolucionaria. El 25 de noviembre de 1793, la asamblea asĆ­ formada votĆ³ una mociĆ³n atacando duramente a los habitantes de Sare: Ā«Considerando que la comuna de Sare ha manifestado constantemente el odio mĆ”s marcado contra la RevoluciĆ³n, que esta comunidad estĆ” habitada por aristĆ³cratas… (sic). Ordena que los representantes del pueblo ante el ejĆ©rcito de los Pirineos Occidentales, serĆ”n invitados a hacer evacuar en el menor tiempo posible a toda la comuna de Sare enviando a los labradores a los departamentos del Lot y del Lot-et-Garonne, a los marinos y a los carpinteros de los barcos y astilleros de la RepĆŗblica y a los artesanos a las comunas de Auch y Condom, dejando a los ancianos y a los enfermos de ambos sexos asĆ­ como a los niƱos fuera de la edad de trabajar, en casas nacionales de algunos departamentos alejados; hacer vender los granos de la comuna de Sare a la de Chauvib-Dragon, el heno y la paja a los funcionarios de las armas de la RepĆŗblica, las bestias en las ferias y en los mercados vecinos…Ā»

La mociĆ³n terminaba evocando la necesidad de establecer un Ā«no man’s landĀ» en toda la extensiĆ³n de la frontera de Laburdi: Louhossoa, Itxassou, Espelette, Ainhoa, Saint Pee, Sare, Ascain, Urrugne y Hendaya[2].

Son precisamente estas proposiciones de la Asamblea de San Juan de Luz las que aplicadas unos meses mƔs tarde con el mayor rigor y una crueldad sin lƭmites.

Las numerosas relaciones que Sare habĆ­a establecido desde tiempo inmemorial con las comunas vecinas de Navarra o de GuipĆŗzcoa no podĆ­an menos de ser sospechosas a los ojos de los revolucionarios franceses puesto que desde el 9 de marzo de 1793, Francia estaba en guerra con EspaƱa.

Sin embargo, estas relaciones de buena vecindad Āæno eran de lo mĆ”s natural ya que unĆ­an poblaciones rurales que hablaban la misma lengua y practicaban la misma religiĆ³n?

Otros temas de descontento para los Ā«patriotasĀ» franceses de la Ć©poca: los sacerdotes de Sare habĆ­an rehusado en su totalidad a prestar el juramento previsto por la ConstituciĆ³n Civil del Clero; ademĆ”s, los habitantes de esta comuna no habĆ­an opuesto prĆ”cticamente ninguna resistencia al avance de los ejĆ©rcitos es- paƱoles el 30 de abril de 1793.

Ya el representante del pueblo (diputado que la ConvenciĆ³n enviaba junto con los ejĆ©rcitos o el correo a los departamentos) Pinet habĆ­a suprimido, el 27 de enero de 1794 el cantĆ³n del que Sare era capital. La Palombiere (nombre Ā«revolucionarioĀ» de Sare) fue incorporado al cantĆ³n de Saint Pee. Pero la deserciĆ³n en la noche del 19 al 20 de febrero de 1794 de 47 soldados voluntarios vascos de la comuna de Itxassou, enrolados por los emisarios del marquĆ©s de Saint Simon, al servicio de Carlos IV, rey de EspaƱa, fue la gota de agua que hizo desbordar el vaso.

Cinco dĆ­as mĆ”s tarde, los tres representantes del pueblo de Monestier (del Puy de Do me), Pinet y Cavaignac dirigĆ­an una carta al ComitĆ© de SalvaciĆ³n PĆŗblica en la que las poblaciones vascas eran denunciadas con una violencia inaudita: Ā«Usted estĆ” informado desde hace mucho tiempo de que una gran parte del paĆ­s que se llamaba antes PaĆ­s Vasco y principalmente la parte prĆ³xima a las fronteras espaƱolas, estĆ” habitada por hombres a quienes la supersticiĆ³n, el fanatismo y el amor al oro han vendido al espaƱol… Este paĆ­s estĆ” tan gangrenado que no se puede esperar de Ć©l ningĆŗn progreso para el espĆ­ritu pĆŗblico mientras dure la generaciĆ³n presente; sĆ³lo el terror, sĆ³lo castigos terribles pueden contener a estos hombres monĆ”rquicos en el corazĆ³n y espaƱoles por fanatismo y por interĆ©s. Sus corazones estĆ”n cerrados al amor de la patria y a los principios republicanos… Este paĆ­s vasco que deberĆ­a ser purificado como la VendĆ©e, por el hierro y el fuego….[3]

Ā«Y lo ineluctable llegĆ³, atroz, implacableĀ»[4].

Il La orden Pinet-Cavaignac del 3 de marzo de 1794 (13 del Ventoso aƱo ll)

Esta orden habĆ­a sido precedida por otras del 22 de febrero de 1794 dada por los mismos Pinet y Cavaignac que decidĆ­a la persecuciĆ³n de los padres de los soldados desertores y la confiscaciĆ³n de sus bienes.

El preĆ”mbulo de la orden del 3 de marzo de 1794 indicaba que era necesario Ā«… tomar sobre la marcha una medida tan rigurosa que haga correr la sangre de los traidores en el mismo instante… hacer caer sobre las cabezas culpables el rayo nacional… llevar el espanto, el terror y el miedo a los hombres que detestan a su patria.. encadenarlos como bestias ferocesĀ».

El artĆ­culo 1 estipulaba:

Ā«Los habitantes de las comunas infames de Sare, de Itxassou y de Ascain serĆ”n sacados de sus domicilios y conducidos a departamentos interiores a una distancia de al menos 20 leguas de las fronteras. Lo mismo se harĆ” con todos aquellos cuyos domicilios Ćŗtiles no estĆ©n situados a mĆ”s de una legua de la frontera en el intervalo que separa las comunas de Ascain y de AinhoaĀ».

Los habitantes de estas comunas eran calificadas de Ā«monstruos indignos de ser francesesĀ».

El artƭculo 2 aƱadƭa:

Ā«Los habitantes de las comunas de Espelette, de Ainhoa y de Souraide sobre los que recaiga la mĆ”s ligera sospecha de odio por la RevoluciĆ³n o de amor por los espaƱoles serĆ”n so- metidos, con sus familias, a la misma pena…Ā»

Finalmente, esta orden confiscaba todos los bienes muebles e inmuebles de los deportados y nombraba una comisiĆ³n extraordinaria[5] para juzgar los delitos contrarrevolucionarios.

La ejecuciĆ³n de esta orden fue inmediata: las autoridades Ā«revolucionariasĀ» del distrito de Ustaritz, con fuerte escolta, se rindieron a Sare y encerraron prĆ”cticamente a todos los habitantes – 2.400- en la iglesia; se les condujo en carretas a Saint-PEE, San Juan de Luz y a Ciboure.

Hubo tambiƩn arrestos en Ascain, Biriatou, Itxassou, Cambo, Espelette, Ainhoa, Sourai- de, Larressore, Macaye, Mendionde y Lou- hossoa.

En total se llenaron mĆ”s de 150 carretas tiradas por bueyes. A todos estos desgraciados se les encerrĆ³ en las iglesias sin culto de la regiĆ³n de Bayona.

Pero esta era sĆ³lo una primera etapa. No se tardĆ³ en repartirlos por las iglesias del sur del departamento de las Landas: Dax, Saubion, Thil, Saint Geours-de-Maremne, Saint-Lon, Saint-Andre de Seignanx, Soustons, Saint-Vicent-de-Tyrosse donde se contarĆ”n 300 mujeres en la iglesia.

El nĆŗmero de las vĆ­ctimas de este internamiento -muertos de frĆ­o, de hambre o de enfermedad- no es fĆ”cil conocer con un incendio en los archivos departamentales de los Bajos Pirineos en Pau el 21 de noviembre de 1908 destruyĆ³ prĆ”cticamente toda la serie L (la serie revolucionaria). QuedarĆ­a, sin embargo, por investigar en los departamentos limĆ­trofes y prĆ³ximos. Pero este trabajo no se ha realizado hasta ahora y se hace difĆ­cil por el nĆŗmero muy elevado de comunas que habrĆ­a que visitar.

Generalmente se estima, sin embargo, que mƔs de 3.000 personas fueron asƭ arrancados de sus hogares y deportadas y que de ellos murieron aproximadamente de 1600 a 1700.

La Orden del 24 de mayo de 1794 (5 del Prerial aƱo II) organizĆ³ el internamiento de los vascos[6].

Pinet y Cavaignac escribĆ­an en el preĆ”mbulo a propĆ³sito de los deportados:

Ā«Es en gran parte a la ignorancia en la que les han tenido los sacerdotes a la que hay que atribuir sus delitosĀ», revelando asĆ­ el papel jugado en este episodio trĆ”gico el carĆ”cter anticatĆ³licos de los Ā«revolucionariosĀ».

El artĆ­culo 1 de esta Orden estipulaba que el distrito de Ustaritz harĆ­a levantar sobre la marcha la tabla general de los detenidos. Luego, la distribuciĆ³n se harĆ­a a razĆ³n de 20% en el departamento de Lot, 16,66% en el departamento de Lot-et-Garonne, el 20% en el departamento de Gers, 16,66% en el de las Landas, el 13,33% en los Bajos Pirineos y otro 13,33% en los Altos Pirineos.

En los Bajos y Altos Pirineos, los detenidos serĆ”n instalados a 10 leguas (40 kilĆ³metros) por lo menos de la frontera para evitar su emigraciĆ³n. Cada municipalidad estaba obligada a proveerles de alojamiento y subsistencia; todos Ā«tanto hombres como mujeres y niƱosĀ» serĆ”n ocupados en trabajos pĆŗblicos y particulares. El artĆ­culo 10 prohibĆ­a a los deportados dejar la comuna que les habĆ­a sido asignada bajo ningĆŗn pretexto, bajo pena de seis aƱos de cadenas para los hombres, seis aƱos de prisiĆ³n para las mujeres y para todos, como castigo previo, una exposiciĆ³n de una hora durante tres dĆ­as sobre el patĆ­bulo a la vista del puebloĀ».

El 9 de Thermidor aƱo II (27 de julio de 1794) marcarƔ con la caƭda de Robespierre, el fin del rƩgimen del Terror.

Pronto los labortanos pudieron regresar a sus casas.

III La vuelta de los deportados

Desde el 28 de setiembre de 1794, los nuevos representantes del pueblo, Baudot y Garrau, dieron una Orden autorizando a regresar a sus hogares a los habitantes del distrito de Ustaritz -a excepciĆ³n de los sacerdotes y los nobles- que habĆ­an sido deportados[7].

Dos dĆ­as mĆ”s tarde, los mismos representan- tes ordenaron que a los deportados se les devolviesen los bienes muebles, inmuebles y efectos existentes. Las autoridades administrativas estaban obligadas a rendir cuenta de su gestiĆ³n en lo concerniente a los bienes de los de-portados.

Dos dĆ­as mĆ”s tarde, los mismos representan- tes ordenaron que a los deportados se les devolviesen los bienes muebles, inmuebles y efectos existentes. Las autoridades administrativas estaban obligadas a rendir cuenta de su gestiĆ³n en lo concerniente a los bienes de los deportados. En realidad, los labortanos no hallaron en sus casas mĆ”s que ruina y desolaciĆ³n: sus casas habĆ­an sido saqueadas y semi incendiadas; sus bienes habĆ­an sido robados y dilapidados.

Las medidas tomadas por los representantes del pueblo en favor de sus bienes no podĆ­an dejar de ser letra muerta puesto que los desgraciados no tenĆ­an ya nada. Los labortanos tuvieron, sin embargo, el valor de elevar con dignidad solemnes protestas ante las autoridades.

AsĆ­ el alcalde de Sare, Martin Dithurbide, yĀ  33 de sus administrados dirigieron al representante Monestier (de la Lozere) una conmovedora carta[8] en la que describĆ­an las torturas y los sufrimientos padecidos durante los 200 dĆ­as de su deportaciĆ³n y denunciando Ā«al principal agente de la tiranĆ­a en nuestras comarcasĀ», Daguerressar, agente nacional del distrito de Ustaritz y originario de Mouguerre.

Esta peticiĆ³n se junta a la denuncia en Paris de Pinet y de Cavaignac por la SociĆ©tĆ© Populaire de Bayonne (215 firmas). A los dos representantes del pueblo se les hacĆ­a especialmente responsables de la muerte por miseria y desesperaciĆ³n de 1.600 vascos deportados en marzo de 1794[9].

El 16 de febrero de 1795, el representante Monestier (de la Lozere) confirmĆ³ las Ć³rdenes precedentes: a todos los habitantes del distrito de Ustaritz les debĆ­an ser reintegrados sus bienes; todos los funcionarios encargados del secuestro y de la venta debĆ­an dar cuentas de sus operaciones y los dilapidadores debĆ­an ser denunciados ante los tribunales.

A consecuencia de esta orden, el distrito de Ustaritz decidiĆ³, el 4 de marzo de 1795, justa- mente un aƱo despuĆ©s de la orden de deportaciĆ³n, nombrar una ComisiĆ³n de investigaciĆ³n.

El 18 de marzo de 1795, el representante Izoard daba una orden de pacificaciĆ³n: los habitantes del distrito de Ustaritz que habĆ­an hu do a EspaƱa para evitar los horrores de la deportaciĆ³n disponĆ­an de tiempo hasta el 20 de mayo de 1795 para volver a casa.

Por lo demĆ”s, un decreto del 10 de abril de 1795 ordenaba el desarme de los Ā«terroristasĀ» y una orden de los representantes del pueblo del 3 de junio de 1795 ordenaba la suspensiĆ³n provisional de toda funciĆ³n pĆŗblica, el arresto y el encarcelamiento en la ciudadela de Bayona, de los miembros de la municipalidad, del Consejo General de San Juan de Luz, asĆ­ como de los comisarios de la Sociedad Popular que por su deliberaciĆ³n del 25 de noviembre de 1793, habĆ­an provocado la deportaciĆ³n de los habitantes de Sare y de las otras comunas,

La ComisiĆ³n de investigaciĆ³n funcionĆ³ en Sare hasta el fin del mes de julio de 1795; de los resultados de los interrogatorios de los sospechosos de pillajes y de robos en Sare durante las deportaciones de sus habitantes, se pue- de calcular -porque muchas veces los sospechosos se acusaban mutuamente para disculparse parcialmente- la extensiĆ³n de los robos y de los pillajes perpetrados en las casas. Se puede calcular asĆ­ lo que tienen de odioso las Memorias de Pinet, puesto que Ć©ste no dudĆ³ en escribir: Ā«Al tomar esta medida, tomamos tambiĆ©n al mismo tiempo las precauciones necesarias para conservar intactas las propiedades de estos hombres perversosĀ»[10].

DespuĆ©s de la caĆ­da del rĆ©gimen del Terror, el paĆ­s pudo por fin respirar y el Directorio del distrito de Ustaritz votĆ³ el 8 de abril de 1795 una mociĆ³n a la ConvenciĆ³n Thermidoriana, en la que aparece claramente su satisfacciĆ³n haberse terminado la por ya pesadilla del rĆ©gimen precedente:

Ā«Ā”SĆ­, legisladores! Ā”Que se alejen estos seres insaciables de oro y de sangre; que se alejen cargados de nuestros despojos y de sus crĆ­menes!, pero que se alejen para siempre… Legisladores, no lo dudĆ©is, nuestro distrito ha visto tambiĆ©n horrores: algĆŗn Ā dĆ­a sabrĆ©is grandes quĆ© tratos han padecido los vascos y los bayoneses que los componen… nosotros nos limitaremos solamente a deciros que el 9 de Thermidor, a nuestro infortunio no le faltaba mĆ”s que el golpe de la muerteā€¦Ā»[11]

El 25 de octubre de 1795, vĆ­spera de la disoluciĆ³n de la ConvenciĆ³n, fue votada una amnistĆ­as general salvo para los emigrados y los sacerdotes refractarios: asĆ­ fueron salvados y liberados de toda inquietud los responsables y autores de la deportaciĆ³n de los vascos.

Al de que las vĆ­ctimas de esta deportaciĆ³n eran reducidas a la miseria y sus justas reivindicaciones no obtenĆ­an ningĆŗn eco. Sin embargo, los habitantes de Sare y de Ascain, y la propia comuna de Sare no se desanimaron y multiplicaron las peticiones ante las autoridades gubernamentales parisienses.

Trabajo inĆŗtil. Los daƱos cometidos en la comuna de Sare fueron cifrados en 782.000 francos. SĆ³lo en 1817 el Gobierno de la RestauraciĆ³n acordĆ³ en dos veces y en conjunto par toda la comuna de Sare, la suma de 1.409,29 francos. Ā”Bien flaca compensaciĆ³n!

El recuerdo de esta terrible represiĆ³n, de esta tremenda injusticia se perpetuĆ³ en la memoria colectiva de los habitantes de Sare.

Pero la memoria colectiva, si no es estimulada y reforzada por la enseƱanza de las escuelas, se embota y confunde rƔpidamente los da- tos y las situaciones como lo demuestra la historia de Madeleine Larralde[12].

Ahora bien, la historia de la deportaciĆ³n de los labortanos en 1794 ha sido cuidadosamente ocultada -y sigue ocultĆ”ndose aĆŗn- por la enseƱanza oficial de la RepĆŗblica Francesa.

ĀæCuaĢntos habitantes de las comunas declaradas Ā«infamesĀ» de Laburdi conocen hoy el espantoso martirio sufrido haraĢ pronto dos siglos por sus antepasados? Bien pocos, sin duda… [13]

No debe parecer paradĆ³jico que con ocasiĆ³n del bicentenario de la RevoluciĆ³n Francesa de 1789, recordemos este episodio dramĆ”tico.


[1] Jean-ClĆ©ment Martin: Ā«La VendĆ©e et la FranceĀ» – L’Univers Historique Editions du Seuil – ParĆ­s 1987, 404 p.

[2] AbbĆ© P. Haristoy: Ā«Le martyre d’un peuple ou internement des Basques sous la Terreur, suivi de chants ante-rĆ©- volutionnairesĀ» Pau, Imprimerie Vignancour, 1894, p.1 Ć” 3. En realidad, en este opĆŗsculo, el abbĆ© Haristoy no hace mĆ”s que un capĆ­tulo Ā«Sare pendant la RĆ©volutionĀ» del 6Āŗ Registro manuscrito del CapitĆ”n Duvoisin: Ā«Cocuments historiques, statistiques, topographiques sur le Pays BasqueĀ» pp 166-174.

[3] Albert Darricau: Ā«ScĆ©nes de la Terreur Ć” Bayonne et aux environs 1793-1794Ā» Bayonne-Imprimerie A. LamaignĆ©re, 1903 pp. 60-62.

[4] Dominique Dufau: Ā«Saint-Pee D”Ibarren (Baugard) et Sa- re (La PalombiĆ©re) sous la RĆ©volution FrancaiseĀ» Eusko Jakintza, 1949, Vol. III, P. 391.

[5] Esta ComisiĆ³n, en poco mĆ”s de dos meses (3 marzo-29 abril de 1794) pronunciĆ³ 61 condenas de muerte, ejecuta- das inmediatamente. Ver V. Dubarat: Ā«Jugements rendus par la Commission Extraordinaire de BayonneĀ»: Etudes Historiques et Religieuses du diocĆ©se de Bayonne: 1900 IX (pp. 97-105; 145-156; 271-274; 304-313; 338-351; 399-413; 485-496; 533-544), 1901 X (pp. 37-39; 86-92; 134-144).

[6] RenĆ© Cuzacq: Ā«L*ArrĆ©tĆ© du 5 Prairial an II et l’internat des BasquesĀ»: Gure Herria 1933, n.* $, pp. 456-465. Comentando los considerandos de esta orden, RenĆ© Cuzacq escribe: Ā«Aux yeux de l’historien impartial, l’accusation de trahison nationale et de trahison en masse ne tient pas deboutĀ».

[7] Sobre el fin de la deportaciĆ³n y la vuelta de los desgracia-. dos labortanos. ver H. D. d’Argain (seudĆ³nimo de Henry Dop): Ā«Le retour des victimes de l’Internat des Basques (1794-1795): Gure Herria: 1980: n.* 3 (pp. 208-212); n.* 4 (pp. 339-354); 6 (pp. 519-528); 1981: n.* 1 (pp. 70-81); n.” 3 (272-279); n.* 4 (pp. 366-371); 1982: n.* 1 (pp. 33-50).

[8] Ver el texto de esta peticiĆ³n en teniente Vedel: Ā«La Commune de Sere en 1847 – Description physique Notice historiqueĀ»: Bulletin de la SociĆ©tĆ© de Sciences, Lettres et Arts de Bayonne, 1935, n.Āŗ 15 pp. 42-74,

[9] Votador por instigaciĆ³n de LĆ©on Basterreche, burguĆ©s de Bayona, esta tiene por tĆ­tulo: Ā«ExposĆ© succint de la conduite de Bayonne depuis lecommencement de la RĆ©volution, et de quelques faits relatifs au gouvernement de Pinet et de Cavaignac, Repfesentants dĆ©lĆ©guĆ©s pendant plus d’un an prĆ©s de L’ArmĆ©e des PyrĆ©nĆ©es OccidentalesĀ» Voir Claude Jouffre: Bayonne sous la TerreurĀ». Memoria de maestrĆ­a bajo la direcciĆ³n del profesor Albert Soboul UniversitĆ© de Paris I- 1982, pp. 239-245.

[10] Henri Labroue: Ā«Le Conventionnel Pinet d’aprĆ©s ses MĆ©- moires inĆ©dits.Ā» Paris, FĆ©lix Alcan Ć©diteur, 1907, p. 61.

[11] Extrado del Registro de las Ordenes del Directorio del dis- trito de Ustaritz: SĆ©ance publique du 19 Germinal an III: 8 avril 1795. A Bayonne, de l’Imprimerie de Fauvet Jeune (Archives DĆ©partamentales de Pau: district d’Ustaritz-7L1: PiĆ©ces diverses, an Il, an 1D).

[12] Ā Medeleine Larralde, de Sare, guillotineda en 1794 por Ā«Inteligencia con el enemigoĀ» tenĆ­a en realidad en el momento de su ejecuciĆ³n, 35 aƱos y no 15 Ć³ 16 como lo transmitĆ­a invariablemente la tradiciĆ³n popular. Ver: J. B. Daranatz: Ā«Deux victimes de la RĆ©olution a SareĀ»: Bulletin de la SociĆ©tĆ© de Sciences, Lettres et Arts de Bayonne, 1936, n.” 20, pp. 299-310.

[13] AsĆ­, el actual alcalde de Sare aunque nacido en esta comuna y habiendo vivido en ella siempre, confesaba recientemente no haber tenido conocimiento de estos hechos hasta la edad de… 40 aƱos.

 

Last Updated on Jul 14, 2023 by About Basque Country


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